miércoles, 20 de noviembre de 2013

Fotografía y periodismo

La Fundación Canal trae a Madrid 'Magnum's first', la primera exposición organizada por Magnum Photos, que incluye 83 trabajos de ocho legendarios maestros del fotoperiodismo, miembros fundadores de la agencia.

Vista de la exposición que ofrece en Madrid la Fundacion Canal

Se trata de un hallazgo histórico. Las imágenes de la muestra pertenecen a la primera exposición que Magnum organizó como agencia, titulada El rostro del tiempo. Inaugurada en 1955 en el Instituto Cultural Francés de Innsbrück, posteriormente viajó a la Galería Würthle de Viena, el Palacio de Thurn und Taxis en Ratisbona y la universidad de Joanneum y la Neue Galerie en Austria. Tras eso, las fotografías quedaron misteriosamente olvidadas durante más de 50 años en el sótano del Instituto Cultural Francés de Innsbrück, donde han sido redescubiertas recientemente.

Además de las fotografías, se hallaron instrucciones de sus autores, especificando el orden en que debían colocarse sus obras, así como el color de fondo que tendrían al exponerse. La colección que puede visitarse hasta enero en la Fundación Canal ha decidido respetar los deseos de los ocho fotógrafos.

Fotoperiodismo y arte
La exposición contiene trabajos de Robert Capa, Henri Cartier-Bresson, Werner Bischof, Ernst Haas, Erich Lessing, Jean Marquis, Inge Morath y Marc Riboud realizados entre 1947 y 1954, periodo en el que Magnum Photos se estaba aún forjando para llegar a ser el mito de la fotografía que es hoy. Según Lorenza Bravetta, directora de Magnum Photos para Europa, aquel “fue un momento decisivo para Magnum”, que, tras la muerte de Capa y Bischof, no sabía si seguir adelante.

Bravetta añade que El rostro del tiempo marcó un antes y un después en el mundo artístico. Su aparición se dio en un momento en que “el arte y el fotoperiodismo parecían dos disciplinas irreconciliables”. Situación ante la que Cartier-Bresson se rebeló: “Además de las revistas hay otras formas de dar a conocer nuestras fotografías. Por ejemplo, las exposiciones”.

El tiempo, finalmente, supo poner en su lugar las obras de estos artistas.

Retratos de una época
Las fotografías muestran reportajes gráficos muy distintos, que van desde momentos históricos hasta una superproducción cinematográfica hollywoodiense, sin dejar de lado los retratos costumbristas y las escenas de la vida cotidiana.

Los momentos históricos llegan de la mano de Capa, Cartier-Bresson y Lessing, con fotografías que son fiel testigo de los últimos días de la vida de Mahatma Gandhi y su funeral, una danza interpretada durante un festival vasco en 1951 en Biarritz–Francia y las imágenes de la ciudad de Viena durante la ocupación soviética, respectivamente.

Bischof y Morath retratan momentos costumbristas llenos de matices y contrastes. Por un lado, Bischof nos sorprende con fotografías diametralmente opuestas: niños peruanos con instrumentos típicos o un sacerdote sintoísta en el patio de un templo, captadas durante su viaje alrededor del mundo a comienzos de los 50.

Y por el otro, Inge Morath, la única mujer miembro titular del grupo, aporta una serie de fotografías realizadas en 1953 que retratan el conservadurismo inglés, tomadas en los distritos londinenses del Soho y Mayfair, entre las que se encuentra un retrato de Lady Eveleigh Nash, que acabaría siendo la obra más reproducida por la artista.

Escenas cotidianas
Marquis y Riboud nos acercan momentos íntimos y escenas de la vida cotidiana, como el viaje que realizó Marquis a Hungría en 1954 junto a su esposa Susi e Fisher (prima de Robert Capa), cuyas imágenes se publicaron en The New York Times Magazine; y la serie de fotografías realizadas en 1951 por Riboud en Dalmacia, antes de incorporarse a Magnum Photos, que termina de forma simbólica con un retrato del mariscal Tito durante un mitin.

Los fotogramas de Ernst Haas de la superproducción hollywoodiense de 1955 Tierra de faraones sirven de contrapunto. Las fotografías muestran el complejo rodaje en exteriores. Las tormentas de arena y el mes de ayuno del Ramadán convirtieron la filmación en una tortura para los cuatro mil figurantes, mayoritariamente musulmanes, y mostraron al mundo las peripecias de un rodaje cinematográfico.

Más de un segundo
A pesar de la diversidad de temas y enfoques, la exposición refleja la gran afinidad que existe entre los fotógrafos, que sin recurrir a procesos automáticos o digitales, ponen de manifiesto la idea que se ocultaba detrás de la agencia Magnum Photos: el ojo fotográfico, el momento especial y la proximidad al objeto.

Henri Cartier-Bresson afirmó “una buena foto es aquella que miramos durante más de un segundo”. Estas primeras fotos de la agencia Magnum Photos se apoderan de nosotros, incluso hoy en día, por bastante más tiempo que un segundo.
  
  

martes, 19 de noviembre de 2013

David Jiménez #NEWPAPER

David Jiménez comenzó como redactor en la sección de Sociedad de El Mundo, aunque lo que de verdad le llamaba en el ámbito del periodismo era salir a la calle para contar las historias de las que nadie hablaba.


'El lugar más feliz del mundo' es su nuevo libro, inspirado en las historias vividas después de enfrentarse a sus directores de El Mundo para comunicarles que se quería ir a Hong Kong. Dejó toda su vida en España para poder viajar y ver qué sucedía en otros lugares del planeta donde nadie había tenido el valor de llegar y hacer públicas historias en las que los occidentales estaban vetados.


Los que mejor le conocen le definen como sencillo (igual que su escritura), además de humilde: "No creo haber escrito una buena crónica en mi vida. Eso sí, para ser buen periodista hay que ser buena persona, te tienen que importar las situaciones de los desconocidos y no tratar de ser tú el protagonista".

También es un hombre valiente. Aconsejó a todos los alumnos de Periodismo de la Universidad Complutense que estuvieron en la presentación de su libro el pasado miércoles 13 de noviembre, que fuesen valientes y se alejen de los jefes mediocres. Para David Jiménez los futuros periodistas deben "ser curiosos, mantener el deseo de contar. Y no deberían aceptar trabajos gratuitos: el periodismo no solo cuesta dinero, también tiempo".

Entrevista a David Jiménez en el Periodista Digital.

lunes, 11 de noviembre de 2013

Velázquez y la familia de Felipe IV

Desde el pasado 8 de octubre podemos disfrutar en el Museo Nacional del Prado en Madrid de la exposición 'Velázquez y la familia de Felipe IV', que estará en la capital hasta el 9 de febrero del próximo año. Durante el recorrido de la exposición encontraremos treinta cuadros del que fue pintor de la realeza española durante 11 años (1650-1661) y de sus sucesores Juan Bautista Martínez del Mazo y Juan Carreño de Miranda.

Felipe IV

La exposición comienza durante la segunda estancia de Velázquez en Roma, en 1650, donde realizó una docena de retratos de la corte papal, de una fuerza asombrosa. La muestra reúne cuatro de los seis que perduran, entre ellos una versión del célebre retrato de Inocencio X que el pintor se llevó a Madrid y que nunca se había expuesto en España. La segunda sección documenta el regreso de Velázquez a la capital en 1651, tras la insistencia del rey Felipe IV, quizás el monarca con mayor conocimiento en pintura de la historia. Esta vuelta a la corte, caracterizada por el frío en su pintura, constituye el núcleo central de la muestra, ya que incluye los retratos reales que pintó Velázquez hasta su muerte, entre ellos Felipe IV, La infanta María Teresa, La reina Mariana de Austria o La infanta María Teresa, El príncipe Felipe Próspero y La infanta Margarita, en azul y oro. La exposición finaliza con ejemplos del retrato cortesano posterior a Velázquez, de la mano de Martínez del Mazo y Carreño.

Mariana de Austria, reina de España  La infanta Margarita de Austria

Las meninas, o La familia de Felipe IV  Carlos II

La emperatriz Margarita de Austria

lunes, 4 de noviembre de 2013

Tecnologías en el tiempo para la difusión de la cultura en Madrid

Gran parte del mérito de la difusión de la cultura la tienen las tecnologías. Y esto no ocurre solo ahora. Siempre ha sido así. La exposición "La Villa de los Papiros" en La Casa del Lector de Madrid lo demuestra.


En el siglo XVIII (cuando se comenzó a excavar Herculano, pues en el año 79 de nuestra era había quedado cubierto por la lava y la ceniza del Vesubio, igual que Pompeya) la tecnología permitió lo que parecía imposible: leer papiros carbonizados. Antonio Piaggio inventó una máquina con la que se podía realizar la delicada tarea de desenrollarlos y así se pudieron leer y traducir, y sobre todo publicar su contenido. Los libros que se elaboraron en la época de las excavaciones (en los que intervino la compleja tecnología de las imprentas) fueron fundamentales para la difusión de cada descubrimiento, pues incluían ilustraciones grabadas en las que se podían ver las esculturas y las pinturas que iban apareciendo, lo que hizo que el arte europeo adoptara el nuevo rumbo neoclásico. Y también fue importante para la difusión de esa cultura clásica la tecnología que permitió hacer los vaciados (duplicados en yeso de esculturas en bronce o en piedra), lo que proporcionó copias que se podían llevar a cualquier parte del mundo y que podían ser vistas por un público mucho más numeroso.

Aparte de esto, que constituye la parte central de la exposición, hay en ella ejemplos de tecnología aplicada a la difusión de la cultura más antiguos (como la de la elaboración de los papiros, tecnología que se remonta en siglos antes de nuestra era, a la época egipcia), pero también más modernos, como son los audiovisuales que se pueden contemplar durante la propia exposición, en los que se reconstruye de manera virtual, pero casi física, el aspecto interior y exterior de la Villa de los Papiros, y algunas instituciones de la época (como la enseñanza infantil: asistimos a lo que pudo ser una clase impartida por un maestro a niños de en torno a diez años).

Hoy en día parece imprescindible un elemento electrónico (un ordenador, un teléfono móvil) para poder difundir la cultura, incluso cualquier idea. Gracias a esta exposición vemos que para que las actuales redes conectadas globalmente funcionen necesitamos estar respaldados por todos aquellos primeros soportes que hicieron posible la expansión cultural cuando todo estaba más lejos y difícilmente conectado.